Detención



















Te veo pasar. No se qué estas pensando ahí
parada inmóvil, en tu bikini multicolor, pero te
sigo mirando. No se quién eres. Recoges una
piedra y la miras, quizás te adueñes de ella.
No se si me gustas o repugnas, sólo se que
te vi pasar y por un momento fuiste algo mía
como yo lo fui de ti, sin quererlo. Ahora, tendido
al sol, voy a cerrar mis ojos y desaparecerás
para siempre.

La ropa íntima descansa en el cajón de sus deseos prohibidos
Golosina exclusiva, cual morbosa vitrina de pastelería

PM


No hace cinco minutos que había hablado con ella, por eso no le creí a mi hermana.
(No entendí como podía hacer esas bromas)
Me demore algunas horas en llegar a su casa. Mi casa queda lejos del camino, el trecho que me separa de él es temperamental, a veces es amigable, y otras inclemente conmigo.

En la tarde la sombra cayó, se extendió,
Y alcanzo a abrazarme.

Al entrar, mi hermana servia la cena a los parientes de su marido.
No era broma, estaba en la habitación del fondo.
La encontré tendida en la cama. Su boca y ojos aun estaban abiertos. Le amarré un pañuelo en la cabeza, que sujetara su mandíbula.
La vieja cortina solo permitió que tonos ocres y sombras me acompañaran. Bajo esos colores la habitación perdió profundidad y me encontré al lado de su lecho, y le perdoné todo lo que alguna vez dije que nunca le perdonaría.