como nana
(basado en un hecho verídico)
El sol entraba acostado, a su lado
no pudo levantarse, no podía moverse
(tampoco lo quería).
El verano, los árboles allá afuera,
ella saliendo de la piscina,
mojada, con su entrepierna goteante.
Los patrones están de viaje,
pero su bar ultrajado allí a su costado,
las botellas vacías en la sala multiplican brillos,
reflejos, transparencias.
Luces parpadean de un cristal a otro,
el jugo yupi tiñe la atmósfera de color lila .
el reflejo de la nana fragmentado a destiempo entre botellas
toma otros colores,
evoca otros paisajes.
La otra nana yace entregada.
Todos esos lugares que sus dedos ya recorrieron.
Nana y nana.
Como nana.
Ambas dueñas del palacio de sus fantasías.
Se tienden sobre la alfombra persa,
que absorbe sus humedades
(tanta humedad, como un trapero.)
El teléfono suena en el hall,
pero esos labios solo desean continuar bebiendo.
El olor a cloro no se ha ido,
el rinso abierto en la logia inunda atmósfera enrarecida.
Los callos ásperos recogen el cuerpo con firmeza,
una al servicio de la otra,
con aquella fuerza que no se ejercito en yoga ni en pilates,
que ha sido forjada en el quehacer domestico de una vida entregada
como nana.
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