memorial


Para la Nadia.

En mi camino a través de la ciudad surreal, ella supo disimular mi dolor. El sol se coló entre los árboles y quedo plasmado en mis lentes de sol.
En el crepúsculo solo quedaban suspiros. La tristeza agota, y el agua salada seco mi piel y la quebró.
En la noche me encontré con estrellas que no supieron consolarme.
(Nada es suficiente consuelo)
Mientras todos duermen, sus ojos calidos contemplan desde la cómoda, bajo la memoria perpetua del precioso marco de foto.